Subir la escalera

“Subir la escalera”

A veces siento que no puedo. Que el mundo es fácil para todos. Y difícil para mí.
A veces siento que lo intento. Otras veces, me mantengo indiferente.
Subo el primer escalón.
Cosecho todos los días mis esfuerzos, para subir algunos peldaños, y entonces caigo.
El golpe no es fuerte.
Subo de nuevo el primer escalón.
A veces siento que lo intento más que nadie, pero me rebasan, y me duele.
Pero no me importa.
Me frustro, fallo, lo intento de nuevo.
Lloro porque sé que puedo y no lo logro.
Por fin, he llegado al quinto escalón.
Caigo. De nuevo
El golpe duele, pero me aguanto.
Mis lágrimas caen sobre mis fuerzas, y mis intentos dan resultado, pero no es suficiente.
Y todo ¿Para qué? ¿Qué gano con esto?
Me exijo, me reinvento, me mato cada día para conseguirlo.
¿Exagero? Los demás no tienen la respuesta.
La vida es una senda de intentos, de caídas, de obstáculos.
Y al llegar por fin al décimo peldaño, encuentro un muro. Y caigo
El golpe si me ha lastimado y no me da pena llorar, pero no lloro por el golpe, sino porque no pude cruzar el muro.
Y tiro todo, me desgarro, y mis paredes se caen.
Mi vida es una lucha constante, para defender mis ideas, contra el viento para llegar a lo seguro, para lograr algo fijo.
Pero la vida no es segura, nunca se estanca, nunca.
El mundo no deja de girar, la historia siempre cambia.
Sé que cada escalón es un logro, pero mientras más alto, más duro es el golpe al caer.
Entonces: ¿De que sirve Subir la Escalera?
Subo de nuevo el primer escalón.

David Loria Araujo.
Taller Literario 3º