Regreso a casa

Caminas por la calle sin cuidado. Deberías fijarte hacia los dos lados como mamá te enseño hace ya bastante tiempo. Pero tu mente no se encuentra acompañándote. ¿Qué te encontrarás? ¿Será que en verdad sea ahí? ¿Habrá cambiado tánto? Un sonido fuerte y agudo te hace volver a la tierra. un coche pita en medio de la calle. Parece no haberte visto.
LLegas ante el gran portón de madera y revisas la dirección. Efectivamente, lo que está escrito en aquel pañuelo se puede leer también tallado en la puerta. Tocas con los nudillos produciendo un sonido grueso y hueco.
La puerta se abre sin respuesta alguna. Después de un pasillo casi a oscuras exepto por algunas velas, la luz del sol te quema la frente. Te encuentras en una especie de patio central. al fondo y a los lados, la casona se alza rodeando el patio, cubierta de enredaderas marchitas. En el patio solo hay una mesa y dos sillas de herrería, las cuales hace ya bastante tiempo eran blancas.
Recuerdas aquél árbol del arriate, antes con su hermosa sombra, ahora sin nisiquiera hojas verdes.
Voltéas a ver a la derecha y recuerdas esa pequeña puerta. Se oyen sonidos, sabes por intuición que hay alguien en la casa. Te aproximas a la puerta, tus nudillos tocan, esperas. nada. giras la perilla. El cuarto está iluminado por una lámpara algo extraña. Mesas y sillas están congregadas al centro. Recuerdas aquel cuadro, que pintó tu madre. No está. Tampoco el florero de barro cocido. Ha sido reemplazado por una planta de bambú.Todo está lleno de cajas marcadas ¡Qué le han hecho a mi casa?
Un grito estridente amenaza con romper tus tímpanos. Una niña de tirantes y falda corta cargaba una pequeño espejo que se ha roto a tus pies.
Ahogas un grito al verte en los pedazos de reflejo mientras la niña corre hacia otra parte.
......
En lo que queda del espejo puedes ver tu cara demacrada. tus ojos ojerosos, arrugas por tu cuerpo entero y tus pálidas mejillas. Con horror contemplas tu cuerpo fantasmal.
Estabas muert@. Esta ya no es tu casa.